y la lluvia moja mis pupilas.
Todo muere,
rápido más que el rayo,
con mis sentidos arrasando,
con cada centímetro de mí.
Pero qué puedo hacer yo,
si la vida tira a matar,
y nadie se para a curar
las heridas viejas, de bala.
Al menos, siempre me quedará el arte.
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