lunes, 2 de febrero de 2015

Cierro los ojos y estás

Cierro los ojos y estás,
claro que estás.
Apenas tienes rostro
pero me amas a ciegas.

Tus manos tienen
la forma de mis rotos,
y no quieres curarme las heridas
sino que yo las muestre,
desnuda y sin miedo,
y las pintas con el color de tus desvelos
dejándolas tan lindas
que yo pueda presumir de cicatrices.

Cierro los ojos y estás,
tú, que no me pides
que no me exiges
que me quieres tan libre
que ojalá, dices
lo único que me ate a ti
sean mis ganas
de volver a verte.
Y nunca eres paraguas
pero llueves conmigo
si se me mete el invierno por las grietas.

Cierro los ojos
y sólo creo en poder encontrarte,
para renegar juntos del amor
mientras lo hacemos
y que yo no sea la única en tus tardes
pero sí en tu pecho
y en tus insomnios de verano
y en tus heladas
y en tus martes
y en tus lunas.

Aún no tienes nombre
pero suenas a blues,
a tango suicida
que calma mis ganas.
Miras a mis fantasmas a los ojos
y consigues que me deshaga
de lo único que me protege;
el miedo
(dejándome desarmada
pura
y valiente).
Cierro los ojos
y a veces
incluso
puedo tocarte.

Pero entonces me despierto
y a mi alrededor sólo hay labios
que no entienden,
miradas que me recorren
sin verme,
muchachos con la cabeza vacía
que creen poder arreglar este desastre
sin saber que lo único que tienen que hacer con él
es quererle
(quererme)

Abro los ojos y te esfumas
y yo me fumo tu figura
liada en cigarros prestados
con segundas intenciones
y sin poesía.
Navego en salivas insípidas
desgastadas por la búsqueda frenética
de un amor que
ni anhelan,
ni existen.

Pasan por mí, necios
queriendo acariciar mi corazón,
clavándose sus astillas,
asustándose en mis vacíos,
y huyen.
Siempre huyen.
Pero no les culpo.
Nadie se enamora de las ruinas.
De las ruinas de las ruinas.

Mientras tanto
yo te echo de menos,
a ti, que apenas tienes rostro
a ti, que vives entre mis sienes,
te echo de menos
y me recreo cada día en tu boceto,
y te hago todo el amor
que creen que no siento,
y te busco
mientras me miran
con ojos llenos
de lástima
y vacíos
de todo.

Lo que no saben
es que a veces
huye del amor
la persona que más lo ansía.