martes, 28 de mayo de 2013

Carpe diem, tempus fugit

Supongo será el calor, o Pereza en mis cascos. Puede sea la luna jugando a esconderse entre las nubes, o el turquesa de la bóveda. Quizás sean los pájaros en la parte derecha de mi encéfalo, o las mariposas, o el laberinto de su pelo, o que estoy perdida en ese punto en el que terminan sus dedos y empieza mi vientre. Tal vez sea esa línea telefónica que va desde su boca hasta mi corazón.
El caso es que el veneno que vacilaba en mis labios se ha convertido en miel, y los clavos han aumentado su superficie, reduciendo la presión, y el daño, y las llagas. El caso es que el globo de helio sube, y sube, y aumenta el cosquilleo detrás de la nunca, y las ganas de saltar... y el miedo. Porque no se me olvida, que cuanto más alto subes, más grande será la caída. Pero qué le voy a hacer, si las alas brotan de mis omóplatos incesantes, y así las plumas, y así el viento...
y así yo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario