viernes, 13 de septiembre de 2013

Nada

Y llega el invierno. Y una conversación, y una mirada inundada, y un golpe, y un portazo. Y entonces, el frío. Y con él, los fantasmas.
Y con él, volver a sentirte vacía. Volver a sentir ese vacío en el diafragma absolutamente devastador. Y retorcerse, y gritar con la boca llena de almohada, y volver a sentirte un monstruo.
Y mirar atrás y no entender por qué me creo inmune al pozo en el que entonces me hallaba.
Y por una noche vuelvo a él, y todo se apaga. Incluso la luna.
Y

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