domingo, 29 de septiembre de 2013

Delirio de las once menos diez (disculpen la osadía)

A veces mis ganas de escribir se evaporan, porque sé que nada de lo que lea y sea mío me parecerá nunca suficiente.
Y eso creedme, es lo más triste que le puede pasar a un artista.
Aún así sigo escribiendo porque creo que si no lo hago me va a explotar una vena, o algo.
Aún así sigo cantando porque si no lo hago me ahogo.
Aunque para qué crear si no son cosas bellas.
Para qué seguir si tus pasos no siguen sentido -es como dar cada uno de ellos en una dirección diferente, imagináos el cuadro-.
No sé.
Tirada en el suelo de mi habitación -cómo no- sigo sin saber.
Escribir para poner "no sé", ya te vale. 
Dejadme en paz. ¿No era esto lo que queríais? ¿Desahogo? ¿Sangre? ¿Frío?
¿Ah, no era esto?
Entonces disculpadme.
Ya me voy por dónde he venido.
Disculpadme también si nada de lo que estáis leyendo tiene sentido.
Para mí tampoco y aún así sigo escribiendo.
No hay recursos sintácticos, ni fónicos, ni metafísicos.
No hay recursos porque escriba lo que escriba va a sonar igual
de feo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario