martes, 27 de agosto de 2013

Lección XVII

Tan osada como inexperta me atrevo aquí a sacar algo, lo que sea, del error que viví contigo.
Jamás fui partidaria de crearme corazas pero no voy a dejar que me hagan tanto daño. No creo que este pequeño corazón sea capaz de soportarlo.
Habrá que tener más cuidado a partir de ahora.
Era una niña asustada cuando te conocí. No creía en mí misma y tú hacías que tuviera algo de fe en lo que hacía. El último mes que pasé contigo fue uno de los más horribles de mi vida, pero tú besaste mis heridas.
No pienso volver a dejar que nadie conozca lo más oscuro de mí. 
Y con nadie me refiero a ningún ser humano del que me pueda enamorar. Porque después de ayudarme a salir del pozo de mierda en el que me hallaba sumida, te fuiste. Y rompiste algo dentro de mí que no volverá a arreglarse en mucho tiempo.
Jamás volveré a creerme que realmente se puede llegar a conocer a una persona. 
Lo que deriva en
No voy a volver a fiarme. Los te quieros y las caricias se convierten en odio y golpes cuando menos te lo esperas. 
A veces me da asco pensar en que he tenido que romperme el corazón para aprender todo esto. Supongo que
todos conocemos la teoría, hasta que llega la práctica y no conocemos nada.
Vaya, al final voy a tener que darte incluso las gracias por todo lo que me has enseñado -descuida, eso jamás ocurrirá-.
Pero, se me olvida lo más importante de todo.
Nunca le des a alguien la capacidad de romper una parte de ti, incluso si estás segura de que no lo hará jamás.
Porque lo hiciste.
Vaya si lo hiciste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario