martes, 8 de octubre de 2013

Poulain

Siempre me sentí en deuda con los artistas, y con la capacidad que tienen de crear cosas bellas -horribles, dulces, afiladas, grises, sensuales, pero siempre bellas- y hacer que yo me pierda en ellas. A menudo aceptar la realidad no es más efectivo que adentrarse en el mundo de la ficción, en esos mundos paralelos en los que, curiosamente, encontramos valiosos comodines para eso que llaman vida real.
Aunque quizás la vida real no sea más que una mala reproducción de las películas,
y quizás por eso
cuando Amélie sonríe a mí me sonríe el corazón,
y cuando Amélie besa mi nuca es besada también,
y cuando Amélie llora a mí me llora la vida por un instante.

Claro que siempre puedo volver a darle al botón otra vez
y volver a ser

con Amélie.

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