jueves, 25 de abril de 2013

Tan sólo esto

Ahí me encontrarás. Sentada bajo la lluvia, desnuda, tan desnuda que hasta dejaré entrever mi alma. Puede que sonriendo, puede que llorando, o puede que haciendo las dos cosas simultáneamente. Ahí estaré, hecha tanto de ese cristal que parece dejar pasar todo lo que ose atravesarlo, engañándolo y haciéndolo estallar contra su superficie para después dejar que se muera, como de ese papel que se deshace cuando las gotas de lluvia calan en él. Éso soy yo. Cristal. Papel. Un rascacielos.
Y entonces puede que te preguntes qué hago ahí, o qué me pasa. Pero lo cierto, amigo, es que no hay respuesta que valga. Seré lo que he sido siempre; yo. Irreversible e irremediablemente yo. Mortífera y deliciosamente yo. Tan sólo ese alma desnuda que se moja, esa sonrisa que parece estar luchando contra la oscuridad pero que no va a apagarse, y esos ojos que de tan grises, parecen transparentes.
Cada mariposa y cada monstruo que me componen, que luchan por sobrevivir a este abismo de nada. De seres inertes con el miedo arraigado en la médula. Miedo de ésto, de ésto mismo; de saber quiénes son.

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