No quiero unos labios rojos
que sepan besar
como los actores de hollywood,
ni un torso de esos
que llevaría un escultor
si pudiera esculpirse a sí mismo.
No quiero una voz de saxofón,
ni siquiera de violín desafinado.
Tampoco quiero un poeta
de dedos imposibles
y pies cargados
de Madrid.
No quiero unas piernas
de cobarde,
ni una frente
con dos dedos.
No quiero unos dientes
que salgan a pasear por mí,
ni quiero un alma
que me de razones,
ni que ponga a sus razones
mi nombre.
Yo,
tan sólo quiero unos ojos
que se tiren a los míos
despacio y de cabeza,
y que puedan soportar
el caos
que tengo
en las pupilas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario