sábado, 11 de enero de 2014

Debería estar prohibido

Mi príncipe gris
(que no desteñido)
tiene el pelo enredado
por mis dudas.

No me lleva al cine
pero sí a jams de poesía
donde sale a leer
que pierde su culo
por el mío.

Mi príncipe gris
(que no desteñido)
se moja conmigo en los charcos
de las cagadas con olor a sexo.

Mi príncipe gris
(que no desteñido)
abusa de las epíforas
y de mi debilidad
por las paredes en blanco.

Escribe mientras duermo
y me mira al despertar
y se va por la mañana.

Mi príncipe gris
(que no desteñido)
tiene las manos manchadas
de la soledad
y heridas
de guerra
contra el vacío.

Mi príncipe gris
(que no desteñido)
me da hostias en el alma
para ver que al menos mis heridas
tienen -su- remedio.

Mi príncipe gris
(que no desteñido)
me da su espada
y su armadura y me dice
toma
lucha tú
que eres una princesa.

Me besa lento y sencillo
sin tornillos en la lengua
ni en la cabeza.

Mi príncipe gris
(que no desteñido)
me abandona y vuelve
a ver lo feliz que soy sin él,
y lo mucho que me gusta
serlo un poco menos
con su culo calentando mi cama.

Lleva hielo en la sangre
pero sangra
y se muere
y me pide una mirada
para resucitar.

Me príncipe gris
(que no desteñido)
se da a los excesos
de pensar
y de pensarme.

Mi príncipe gris
(que nunca azul)
folla de puta madre

en mi cabeza.

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